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Cada día hay nuevos ataques informáticos. Páginas hackeadas, datos robados, caídas de servicio... La seguridad digital ya no es algo opcional. Es una necesidad y para poner a prueba las protecciones de tu sistema o tu web, existe el pentesting.
También llamado "prueba de penetración", es una forma de comprobar si tu sistema se puede romper antes de que lo rompa un atacante de verdad.
Piensa en una alarma de casa. No sabrás si funciona hasta que alguien intente entrar. Con el pentesting, simulas ese intento. Pero con expertos de tu parte, no en tu contra.
Este artículo no es un tutorial técnico. Es una guía clara para entender qué es el pentesting, qué tipos hay, cómo se hace, quién lo realiza y cómo puedes aprenderlo si te interesa.
Porque si tienes una web, una app o una red, más vale prevenir que reparar.
El pentesting o prueba de penetración, es una forma controlada de poner a prueba la seguridad de un sistema. La idea es clara: simular un ataque real para detectar errores antes de que lo haga un ciberdelincuente.
En lugar de esperar a que algo falle, un experto en ciberseguridad se adelanta. Actúa como si fuera un atacante, pero con permiso. Intenta acceder a una web, una app o una red usando técnicas reales. El objetivo no es causar daño, sino encontrar puntos débiles que puedan solucionarse a tiempo.
No se trata de usar cualquier método sin control. Todo se hace con autorización y dentro de unos límites bien definidos. Por eso es una de las técnicas más valoradas dentro de la ciberseguridad moderna.
Una prueba de este tipo no es solo “intentar entrar”. Es un proceso estructurado que analiza los sistemas desde el punto de vista de un atacante. Puede incluir escaneos, intentos de explotación, acceso a bases de datos, simulación de fraudes o incluso engañar a personas que trabajan en la empresa.
Al final, se entrega un informe con todo lo que se ha descubierto: los fallos detectados, cómo se podrían aprovechar y qué medidas se recomiendan para arreglarlos.
Estos son algunos de los motivos por los que el pentesting es cada vez más común, incluso en proyectos pequeños:
Además, muchas empresas descubren que no es tan caro como parece. Y que puede ahorrar muchos problemas a futuro.
Sí. Siempre. El pentesting debe estar autorizado por el propietario del sistema. Si no, se considera ilegal, incluso si no hay mala intención. Por eso los pentesters trabajan con contratos, acuerdos de confidencialidad y un alcance bien definido.
Definición de objetivos, sistemas a revisar y reglas del juego. Todo debe estar autorizado y bien documentado.
Recopilación de información pública sobre el objetivo. OSINT, escaneos y análisis de la superficie de ataque.
Identificación de fallos de seguridad en los sistemas objetivo. Búsqueda de vulnerabilidades conocidas y configuraciones inseguras.
Aprovechamiento de las vulnerabilidades encontradas para demostrar el impacto real. Acceso controlado al sistema.
Elaboración de informes detallados con vulnerabilidades encontradas, evidencias y recomendaciones de seguridad.
Verificación de que las vulnerabilidades han sido corregidas correctamente. Validación de las medidas implementadas.
No todos los pentesters trabajan igual. Dependiendo del objetivo o del tipo de información que tengan antes de empezar, el enfoque puede cambiar mucho. Por eso, existen distintas formas de clasificar un pentesting.
Uno de los factores más importantes es lo que el pentester sabe del sistema antes de empezar. Aquí usamos una comparación clásica: el ladrón y la casa.
Tipo | Nivel de información | Analogía | Objetivo principal |
---|---|---|---|
Caja Negra | No se tiene información previa | Un ladrón que no conoce la casa | Simular un ataque externo real |
Caja Gris | Se tiene información parcial | Alguien que ha estado en la casa y recuerda detalles | Probar accesos limitados o internos |
Caja Blanca | Se tiene acceso completo | Un técnico con los planos y llaves de la casa | Analizar a fondo la seguridad interna |
Además del nivel de información, el pentesting también se clasifica según el tipo de sistema que se analiza. Cada entorno tiene sus propios riesgos y puntos débiles.
Imagina que contratas a un cerrajero para revisar la seguridad de tu casa. No empezaría a golpear puertas sin más. Primero hablaría contigo, observaría desde fuera, probaría cerraduras y luego te diría qué mejorar. El pentesting sigue una lógica parecida. Es un trabajo profesional, ordenado y con método.
Estas son las fases que se suelen seguir en una prueba de penetración real.
Todo empieza hablando con el cliente. ¿Qué sistemas se van a revisar? ¿Qué zonas quedan fuera? ¿Cuándo se hará la prueba y con qué límites?
Se define todo con claridad: los objetivos, las herramientas y las reglas del juego. Así se evitan malentendidos y se garantiza que el test sea seguro.
Es como si el cerrajero te preguntara qué puertas quieres que revise y si puede probar también las ventanas.
Antes de intentar entrar, el pentester observa. Recoge toda la información pública que pueda sobre el sistema. Aquí se analizan:
A esto se le llama OSINT (búsqueda en fuentes abiertas). Es como mirar Google, LinkedIn o Twitter para encontrar pistas útiles. También se hacen escaneos que van probando todas las puertas y ventanas digitales, a ver cuáles responden.
Con la información recogida, se buscan fallos. Algunos ya son conocidos en el mundo de la ciberseguridad.
Aquí es donde se detectan cosas como:
El objetivo es localizar puntos débiles reales, no solo suposiciones.
Ahora llega el momento de comprobar si esos fallos permiten entrar.
El pentester intenta acceder al sistema usando lo que ha descubierto. Si consigue entrar, analiza hasta dónde puede llegar. Por ejemplo, podría:
A veces consigue entrar por una zona limitada (como la ventana de la cocina) y después busca la forma de obtener más acceso, como si encontrara las llaves del resto de la casa. A esto se le llama escalar permisos.
No se trata de hacer daño. Se trata de demostrar qué pasaría si un atacante real encontrara esos fallos.
Una vez terminada la prueba, se documenta todo en un informe. Se detallan:
Normalmente se entregan dos versiones: una técnica, para los responsables de seguridad, y otra más resumida, pensada para directivos.
Después de aplicar los cambios, se puede hacer una nueva revisión. Así se comprueba si los fallos han sido corregidos correctamente.
No siempre se hace esta fase, pero es muy recomendable. Asegura que el esfuerzo ha dado resultado.
A veces se confunden, pero no son lo mismo. El análisis de vulnerabilidades y el pentesting no cumplen la misma función, aunque pueden formar parte del mismo proceso.
Por ejemplo, te dice si estás usando una versión antigua de WordPress, si tienes un plugin desactualizado o si hay servicios abiertos sin protección.
En cambio, el pentesting va más allá. No solo detecta los fallos, sino que intenta aprovecharlos. Es como si alguien no solo ve que hay una ventana abierta, sino que entra, prueba si puede llegar al salón, y te cuenta lo que ha encontrado.
Otra diferencia es que el análisis de vulnerabilidades suele ser automático y superficial, mientras que el pentesting requiere trabajo manual, experiencia y creatividad.
Ambos son importantes, pero sirven para cosas distintas:
Muchas empresas hacen primero un análisis automático y, si encuentran cosas preocupantes, encargan un pentesting para ver si esos fallos se pueden explotar.
También puede hacerse un pentesting sin análisis previo, si el objetivo es probar la seguridad de un entorno concreto, como una web recién lanzada o un nuevo sistema en producción.
Una parte importante del pentesting es saber elegir bien las herramientas. Existen muchas, y no todas sirven para lo mismo. Algunas se usan para escanear redes, otras para encontrar vulnerabilidades o simular ataques.
Aquí te mostramos algunas de las más conocidas. Muchas de ellas son gratuitas y están disponibles en sistemas especializados como Kali Linux o Parrot OS.
Ambos se pueden instalar en una máquina virtual o en un servidor propio. Si quieres montar tu entorno de pruebas, puedes hacerlo con un hosting barato, como los que ofrece Loading, así tendrás un entorno en el mundo real.
Recurso | Tipo | Ideal para... |
---|---|---|
TryHackMe | Laboratorio online | Empezar desde cero con guías paso a paso |
Hack The Box | Plataforma avanzada | Practicar retos técnicos más complejos |
OWASP Juice Shop | Aplicación vulnerable | Aprender ataques web en un entorno seguro |
PentesterLab | Formación online | Estudiar casos reales con guías prácticas |
Si nunca has usado estas herramientas, lo ideal es empezar con entornos de práctica seguros. Hay laboratorios online, máquinas virtuales o incluso servicios que simulan webs vulnerables para que puedas probar sin riesgo.
También puedes montar tu propio laboratorio con un hosting privado o una máquina local. Lo importante es practicar en un entorno que sea legal y controlado.
Las pruebas de pentesting no las puede hacer cualquiera. Se necesita formación, experiencia y una forma muy particular de pensar. Quien se dedica a esto se llama pentester, aunque también se les conoce como hackers éticos.
Un pentester es como un detective privado especializado en seguridad digital. Pero en vez de investigar personas, busca agujeros invisibles en redes, webs y sistemas. Lo hace con permiso, de forma controlada y con un objetivo claro: ayudar a proteger, no atacar.
Para ser pentester hay que tener una base sólida en temas como:
No hace falta ser un genio. Pero sí es clave tener curiosidad, paciencia y muchas ganas de entender cómo funcionan las cosas por dentro.
Un buen pentester no solo sabe encontrar fallos. También debe saber explicarlos. Eso implica:
En muchos casos, el éxito de un pentesting depende más de la comunicación que de la parte técnica.
En ciberseguridad, a menudo se trabaja en equipos que simulan distintos roles. Esto ayuda a entrenar mejor a las empresas frente a ataques reales.
Podríamos decir que el pentester es como un detective contratado para probar las cerraduras, mientras que el Red Team hace un ensayo general con todo el equipo de seguridad. Son niveles distintos de la misma idea: poner a prueba tus defensas antes de que lo haga alguien con malas intenciones.
Si te interesa este tema y no sabes por dónde empezar, estás en buen momento. Cada vez hay más empresas buscando profesionales en ciberseguridad. Y el pentesting es una de las ramas con mayor demanda.
Lo mejor es que no necesitas una carrera universitaria para iniciarte. Aunque tener estudios técnicos ayuda, lo más importante es aprender por tu cuenta, practicar y demostrar lo que sabes.
Hay muchas formas de formarse. Todo depende del tiempo, el dinero y el nivel que tengas.
Una de las mejores formas de aprender es practicar en entornos reales pero seguros. Hay webs y plataformas que ofrecen “máquinas vulnerables” para que pruebes tus habilidades.
Algunos ejemplos:
Estos entornos funcionan como un campo de entrenamiento. Puedes fallar, probar, volver a empezar… y lo mejor: sin poner en riesgo sistemas reales.
Además de los laboratorios, hay comunidades y webs que comparten contenido gratuito de gran calidad:
Cuanto más explores, más conexiones harás. Y si te animas, puedes empezar a documentar tus pruebas en un blog propio o en GitHub. A muchas empresas les interesa ver cómo piensas y cómo resuelves problemas.
Hoy en día, tener una web o un sistema conectado a internet es como dejar la puerta abierta a desconocidos. Y no basta con pensar que "no va a pasar nada". El pentesting es la forma de comprobar si tus defensas aguantan de verdad, sin esperar a que alguien lo pruebe por ti.
Ya sea una web, una app o una red interna, hacer un pentesting te da respuestas reales. No suposiciones. Ves qué fallos hay, cómo se podrían aprovechar y qué hacer para arreglarlos.
Y si te interesa meterte en este mundo como profesional, el camino está más claro que nunca. Hay recursos, herramientas, comunidades y sitios donde practicar sin miedo a romper nada.
En resumen: el pentesting no es solo para grandes empresas ni para expertos en informática. Es para cualquiera que quiera tomarse en serio su seguridad digital. Y cuanto antes empieces, mejor preparado estarás.
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