En pleno Siglo XXI, el correo electrónico es una de las principales vías de comunicación de las empresas, tanto B2B como B2C. Los emails combinan de una manera fantástica todo lo que las compañías necesitan para comunicarse con sus clientes y/o potenciales consumidores: un sistema de comunicación rápido, sencillo y barato.
Cómo evitar que tus correos lleguen a la carpeta de spam: sigue estos consejos
Una de las principales ventajas del correo electrónico es que sea catalogado como correo no deseado por los filtros antiSPAM, de manera que, en vez de situarse en la bandeja de entrada del correo electrónico de los receptores, lo hace en la carpeta SPAM. Esto, además de disminuir de manera notable la eficacia de la campaña de emailing, aporta una imagen muy negativa de la empresa en cuestión.
A continuación explicamos de manera muy breve y sencilla el origen del correo electrónico. Además, hablamos de la reputación del email de una compañía. Y, por último, aportamos una serie de consejos para evitar que el correo electrónico sea clasificado como SPAM.
Correo electrónico: su origen
Aunque el correo electrónico pueda parecer algo propio del Siglo XXI, lo cierto es que su origen se remonta al año 1971. En aquel entonces, Ray Tomlinson, un ingeniero de Bolt Beranek and Newman, se percató de que no había ninguna manera de enviar mensajes unipersonales de un ordenador a otro a través de la red. El texto del primer mensaje fue una combinación de teclas pulsadas al azar, simplemente a modo de prueba: “QWERTYUIOP”. El primer correo electrónico de la historia se envió a través de un programa llamado SNDMSG. Fue el propio Ray Tomlinson el encargado de construir la red Arpanet para poder enviar y recibir mensajes mediante la red.
Al igual que otras tantas cosas en Internet, los correos electrónicos que envían las empresas a sus clientes o potenciales consumidores, también tienen una determinada reputación. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de la reputación de los emails? Es una manera de medir el comportamiento que tiene una cuenta de correo electrónico y la respuesta de los usuarios a los emails enviados por la misma.
Por lo tanto, si se valora que una determinada cuenta de correo electrónico está haciendo SPAM, automáticamente los filtros antiSPAM se ponen en marcha y etiquetan los emails enviados por dicha cuenta a la carpeta SPAM de la cuenta de correo electrónico de los receptores.
La reputación de los emails se mide en función de cinco factores:
Volumen y frecuencia de correos electrónicos: cuando una determinada compañía envía por ejemplo cinco emails a sus usuarios en tan solo una semana y luego no vuelve a hacerlo en tres meses, es una práctica que no está bien considerada. Lo más aconsejable es definir una estrategia de comunicación referida a esta herramienta que marque una periodicidad estable. Si en algún momento desea aumentar la frecuencia, debe hacerse de una manera constante, nunca de manera inmediata.
Cuentas inexistentes: uno de los principales fallos que cometen las empresas a la hora de enviar correos electrónicos es el de no tener sus bases de datos actualizadas; simplemente añaden direcciones de correo electrónico de nuevos clientes, pero en ningún momento realizan un filtrado de sus bases de datos. Un proceso clave para evitar que los emails sean clasificados como SPAM; enviar correos electrónicos a cuentas inexistentes es un gran fallo de reputación.
Quejas: otro de los factores que más influye en la reputación de una cuenta de correo electrónico corporativo son las quejas de los usuarios; es decir, que estos marquen el email como SPAM una vez lo reciben en su correo electrónico.
Infraestructura: otro factor que merece la pena tener en cuenta. El envío de correos electrónicos desde un país clasificado como SPAM o la falta de seguridad son dos circunstancias que afectan de una manera muy negativa a la reputación.
Cuentas “engaño”: se denomina así a aquellos correos electrónicos que envían de manera masiva y aleatoria los principales ISP para detectar si son o no capturados por los filtros antiSPAM.
Consejos a tener en cuenta para que el correo no sea etiquetado como SPAM
En pleno Siglo XXI, los correos electrónicos se han convertido en la herramienta de comunicación preferida por muchas empresas de cara a dirigirse a sus clientes. Pues bien, el SPAM es todo aquel correo electrónico no deseado o no solicitado que los usuarios reciben en sus cuentas de correo electrónico. Para evitar el reconocimiento de los correos que envían las compañías como SPAM, merece la pena tener en cuenta una serie de tips.
Asunto del email
Hay que prestar especial atención al texto del asunto del correo electrónico. La mayoría de filtros antiSPAM calculan la probabilidad de que dicho correo electrónico sea SPAM en función del asunto del email; a este porcentaje se le llama “SPAMicidad” y el umbral se sitúa entre un 80 y un 90 por ciento. Merece la pena evitar palabras como “Gratis” o “Promoción”.
Cuerpo del email
Para evitar que el correo electrónico de una empresa hacia sus clientes sea catalogado como SPAM, el cuerpo del email es tan importante como el asunto del mismo. Para evitar los filtros antiSPAM hay una serie de tips a tener en cuenta. En primer lugar, no hay que utilizar un estilo demasiado comercial en la redacción del contenido; el texto debe estar redactado con un estilo natural. En segundo lugar, mejor evitar expresiones y palabras como “Compre Ahora”, “Descuentos” o “Gratis”. En tercer lugar, no es recomendable añadir demasiados signos de admiración o símbolos como “€” o “$”. Y, por último, evitar la utilización de frases como “Haga clic aquí”, las cuales “fuerzan” de alguna manera a los usuarios a hacer clic en un determinado enlace.
Otros
Correo de confirmación: resulta altamente recomendable enviar previamente un correo electrónico de confirmación a todos los clientes registrados en la base de datos. El objetivo de dicho email es confirmar su interés en recibir información comercial de la empresa en cuestión. De esta manera, la compañía puede hacer un filtro y enviar los emails comerciales única y exclusivamente a aquellos usuarios que verdaderamente estén interesados en ello.
Actualización: según los datos actuales, aproximadamente el 30% de los usuarios cambian de dirección de correo electrónico una vez al año. Por lo tanto, es indispensable que la base de datos se encuentre actualizada.
Listas de emails: aunque pueda parecer una opción muy tentadora, no es nada recomendable comprar listas de emails. Prácticamente el 100% de las bases de datos que se pueden encontrar en Internet incluyen direcciones de correo electrónico al azar, que han sido obtenidos sin el permiso de sus propietarios.
Cancelación: una buena práctica para evitar que el email no aparezca como SPAM es permitir que aquellos clientes que deseen cancelar la suscripción puedan hacerlo de manera clara, sencilla y rápida.
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