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Si buscas una forma de hacer marketing sin sonar a anuncio, los microinfluencers te interesan. Son creadores con una comunidad más pequeña que la de los famosos, pero con algo muy valioso confianza. Y en internet, la confianza es como una recomendación de un amigo. No es magia, es credibilidad.
¿Te has fijado en que muchas veces compras algo porque lo viste en alguien “normal” y no en un anuncio perfecto? Ahí está la clave. Un microinfluencer suele hablar de un tema concreto, con un público muy definido. Eso hace que, cuando recomienda un producto o un servicio, el mensaje llegue a la gente adecuada y se sienta más natural.
En este post vas a aprender qué son los microinfluencers, por qué están funcionando tan bien y cómo puedes usarlos en tu negocio sin complicarte. Veremos cómo encontrarlos, cómo elegirlos bien y qué métricas mirar para saber si una colaboración te aporta visitas, leads o ventas. Porque no se trata de acumular likes, se trata de conseguir resultados reales.
💡 La realidad del marketing hoy:
En internet, la confianza es la moneda más valiosa. Los microinfluencers no venden con fama, venden con credibilidad. Es la diferencia entre ver un anuncio en la tele y que un amigo te diga: "Cómpralo, a mí me funcionó".
Un microinfluencer es una persona que crea contenido en redes y tiene una comunidad más pequeña, pero muy conectada con lo que publica. No hablamos de famosos con millones de seguidores. Hablamos de perfiles que suelen estar en un nicho concreto, como fitness, cocina, maquillaje, tecnología, libros o vida saludable.
La idea es sencilla. Si un microinfluencer recomienda algo, muchas veces su audiencia lo vive como una recomendación “de alguien de confianza”. Es como cuando un amigo te dice “esto merece la pena” y tú lo escuchas con más atención que a un anuncio. ¿Por qué? Porque no parece un mensaje fabricado, parece una opinión real.
Lo importante es entender esto: un microinfluencer no se define solo por los seguidores. Se define por la relación con su comunidad. Hay perfiles con menos gente, pero con comentarios de verdad, preguntas reales y conversaciones. Y eso, para una marca, vale mucho.
Para no liarte con nombres, piensa en los influencers como si fueran altavoces. Algunos gritan a muchísima gente, otros hablan más bajito… pero a personas que escuchan mejor.
No existe una “ley” única, pero estas cantidades aproximadas son las más usadas en marketing para clasificar perfiles por tamaño de comunidad.
| 📣 Tipo de Influencer | 👥 Seguidores | ❤️ El "Vibe" de la Audiencia |
|---|---|---|
| 🌱 Nano-influencer | 1k - 10k | Es como un grupo de amigos. Conversación real y constante. |
| 🚀 Microinfluencer (El punto dulce) |
10k - 100k | Nicho muy definido. Alta confianza y alcance decente. |
| 📢 Macro-influencer | 100k - 1M | Mucho alcance, pero relación más distante (tipo "celebrity"). |
| 🌟 Mega-influencer | +1 Millón | Impacto masivo. Campañas puramente publicitarias. |
Un matiz importante: estas cifras varían según la red social y el país. Si estás empezando, lo habitual es que los microinfluencers sean el punto más útil porque combinan credibilidad y alcance sin que el coste se dispare.
¿De qué te sirve un influencer con muchos seguidores si nadie reacciona a lo que publica? Aquí entra una palabra clave en marketing: engagement. Es la forma de medir si la gente de verdad está escuchando.
Un microinfluencer suele tener:
Por eso, en muchas campañas, un microinfluencer puede dar mejores resultados que alguien enorme. No es cuestión de volumen. Es cuestión de impacto real.
Como en una tienda: no necesitas que entren 10.000 personas a mirar, necesitas que entren las 200 que sí quieren comprar.
Los microinfluencers están funcionando porque tienen algo que no se consigue con un anuncio normal: confianza. Su comunidad no les sigue solo por entretenimiento. Les sigue porque comparte intereses y porque siente que la recomendación es más “de persona a persona”.
Piénsalo así. Un anuncio es como un cartel en la calle. Un microinfluencer es como alguien que te dice “yo lo he probado y esto me ha ido bien”. ¿A quién escuchas antes?
Habla de todo: humor, viajes, comida...
Resultado: Tu anuncio de "mochilas de montaña" lo ven 100.000 personas, pero al 90% no le gusta el campo.
❌ Mucho ruido, poca venta.
Solo habla de rutas, acampada y equipo.
Resultado: Tu anuncio lo ven 10.000 personas, y el 80% está pensando en su próxima escapada.
✅ Menos gente, pero gente que compra.
En comunidades pequeñas suele haber más conversación. Se nota en cosas simples: preguntas, respuestas, comentarios con contexto, gente que vuelve a comentar en otros posts. Esa interacción es el engagement, y es una señal de que la audiencia está viva.
Para que se entienda rápido, estas son señales de buen engagement cuando hay una colaboración:
No es que los likes no valgan. Es que muchas veces son lo más fácil de conseguir y lo menos útil para saber si una campaña trae resultados.
Un microinfluencer suele hablar para un nicho. Eso te ahorra disparar a ciegas. Si tu producto encaja con ese tema, el mensaje cae donde tiene que caer.
Imagina que quieres vender una mochila de viaje.
Esa es la diferencia entre alcance y alcance útil. No necesitas que te vea medio mundo. Necesitas que te vea quien de verdad puede decir “esto es para mí”.
Elegir microinfluencers no va de buscar “el que tiene más seguidores”. Va de encontrar a alguien que encaje con tu marca como una pieza de puzle. Si no encaja, el contenido suena forzado. Y cuando suena forzado, la audiencia lo nota en dos segundos.
Antes de escribirles, piensa en una pregunta muy simple: ¿esta persona recomendaría esto aunque no hubiera colaboración? Si la respuesta es “sí, podría”, vas bien. Si la respuesta es “uff, no pega ni con cola”, mejor seguir buscando.
Hay pistas muy claras de que un perfil tiene una comunidad real y con interés. No hace falta ser experto para verlo, solo mirar con calma.
Un truco rápido: entra en 3 o 4 publicaciones y mira si los comentarios parecen “de personas” o parecen ruido. Esa sensación inicial suele acertar más de lo que parece.
También hay señales que invitan a sospechar. No hace falta acusar a nadie, pero sí conviene evitar meter presupuesto donde no hay retorno.
La idea es sencilla: tú no compras seguidores. Tú compras atención real dentro de un público concreto. Y eso se nota mirando la cuenta con ojos de persona, no solo con números.
Una colaboración con microinfluencers no es “pago y ya está”. Si lo haces así, muchas veces te llevas un post bonito… y poco más. Lo que quieres es que la colaboración tenga un objetivo claro y que el contenido parezca natural, no un anuncio disfrazado.
Piénsalo como una mini campaña. Si solo pones el producto delante de la cámara, la gente puede mirar y pasar. Si ayudas a la audiencia a entender por qué le conviene, entonces aparece el click, el registro o la compra.
El error típico es mandar un mensaje genérico que parece copiado y pegado. ¿Resultado? Te ignoran o te responden con un “tarifas aquí”.
Mejor enfoque: humano y directo.
Ejemplo de mensaje corto:
Hola [nombre]. He visto tu vídeo sobre [tema] y me gustó cómo lo explicas. Creemos que nuestro [producto/servicio] encaja con tu contenido porque [beneficio]. ¿Te apetece que te cuente una idea de colaboración y vemos si te interesa?
Eso abre conversación sin presión y sin parecer un bot.
✂️ COPIA ESTA ESTRUCTURA DE MENSAJE
Hola [Nombre], 👋
Llevo un tiempo siguiendo tu contenido y me gustó mucho cómo explicaste [mencionar algo concreto que viste, esto demuestra que eres real].
Desde [Tu Marca] creemos que encajarías genial con nuestra filosofía porque [razón de encaje].
¿Te apetece que te cuente una idea de colaboración sin compromiso?
Un saludo,
Tu Nombre.
No todo es pagar por una publicación. Estas son las fórmulas más habituales:
Lo importante es que elijas el tipo según tu objetivo. Si quieres ventas, la afiliación y el mix suelen darte más control. Si quieres visibilidad, un fijo puede tener sentido.
El contenido que más convierte no es el más espectacular. Es el que resuelve dudas y baja la desconfianza.
Suelen funcionar muy bien:
Una idea clave: si el contenido ayuda a alguien a decidir, estás más cerca de la conversión. Si solo enseña el producto sin contexto, es fácil que se pierda en el scroll.
Medir una campaña con microinfluencers es lo que separa una colaboración “que quedó bonita” de una colaboración que te da resultados. Porque si no mides, al final solo te queda una sensación. Y en marketing, la sensación no paga facturas.
La clave es empezar con una pregunta simple: ¿qué quieres conseguir con esta colaboración? No es lo mismo buscar visibilidad que buscar ventas. Si no defines el objetivo, luego miras números que no te dicen nada.
Para no liarte, aquí tienes una guía rápida. No necesitas mirar 20 métricas. Con pocas, bien elegidas, suele bastar.
Un detalle importante: una campaña puede tener muchos likes y pocas ventas. Y también puede tener pocos likes pero ventas buenas. Por eso hay que mirar lo que encaja con el objetivo, no lo que se ve más rápido.
Si solo publicas un link normal, luego es difícil saber de dónde viene cada visita. Aquí entran dos herramientas muy simples y muy útiles.
Los UTM son “etiquetas” que se añaden al final de una URL para saber quién ha enviado el tráfico. No cambian la web, solo ayudan a medir.
Los códigos descuento sirven para medir ventas de forma directa. Si alguien compra con el código del influencer, sabes que esa venta viene de ahí.
Son "etiquetas" invisibles en la URL. El usuario no nota nada, pero tu Analytics te dice exactamente: "Vino de Instagram, del perfil de María".
Ideal para: Medir tráfico y comportamiento en la web.
Un código único (ej: MARIA20). Si alguien lo usa en el carrito, la venta es suya. Infalible.
Ideal para: Atribuir ventas directas y cerrar acuerdos a comisión (afiliación).
Un consejo práctico: intenta que cada microinfluencer tenga su propio UTM y su propio código. Así puedes comparar en Google Analaytics y quedarte con los que de verdad funcionan. Porque lo más potente de esta estrategia es que puedes repetir lo que va bien y cortar lo que no aporta.
Hay campañas con microinfluencers que no funcionan por un motivo muy simple: no fallan por el influencer, fallan por la forma de plantearlas. Es como intentar hacer una receta sin mirar los pasos. Puedes tener buenos ingredientes, pero si mezclas mal, el resultado no sale.
Aquí tienes los errores más comunes que conviene evitar si quieres que la colaboración tenga impacto real.
Los microinfluencers están funcionando porque combinan algo muy potente: cercanía, confianza y audiencias de nicho. No se trata de perseguir la cifra más grande, sino de llegar a la gente adecuada con un mensaje que suene real.
Si vas a empezar, quédate con esta idea: elige perfiles por encaje, plantea la colaboración con claridad y mide resultados con herramientas simples. Así conviertes una acción suelta en una estrategia que se puede mejorar con el tiempo.
No hay una tarifa fija, pero suele oscilar entre 50€ y 500€ por post, dependiendo del engagement y el nicho. Muchos también aceptan colaboraciones de intercambio (producto gratis a cambio de contenido) si el valor del producto es lo suficientemente atractivo.
La forma manual (y gratis) es buscar hashtags relacionados con tu sector en Instagram o TikTok (ej: #rutasdemontaña) y ver quién crea contenido de calidad pero no es famoso. También existen plataformas de pago como Heepsy o Influencity que automatizan la búsqueda.
Sí, siempre. No hace falta un contrato de 10 páginas ante notario, pero sí un email o documento simple donde quede claro: qué se entrega, en qué fecha, qué hashtags usar y quién tiene los derechos de las imágenes. Evitarás malentendidos.
Si buscas conversiones y confianza, 10 pequeños suelen funcionar mejor. Su audiencia está más segmentada y el coste total suele ser menor o igual. Si solo buscas alcance masivo y reconocimiento de marca rápido, uno grande puede ser la opción.
No te fíes solo de los seguidores. Pide capturas de pantalla de sus estadísticas: alcance de las historias, impresiones medias por post y datos demográficos de su audiencia (país y edad) para asegurarte de que encajan con tu cliente ideal.
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